Hoy me he levantado con ganas de hacer algo sencillo y, ojeando en los libros de receta que tengo, he llegado a estas galletas marroquíes que son deliciosas. Se trata de unas galletas de almendra que no quedan nada duras. Además, no resultan empalagosas y van genial para tomar en la merienda con el café, té, mate… vamos, con lo que le eches jaja
Quien sigue mi blog desde hace tiempo se dará cuenta de que son las primeras galletas, llamadas como tal, que subo. Sí que he ido haciendo recetas, pero hasta ahora no me había animado a subir ninguna galleta. Lo más parecido fueron los almendrados franceses, que más bien parecen tapas de macarons (y que les creció el pie vete a saber por qué…) y los alfajores que técnicamente son dos galletas con relleno. Así que ya tenía ganas de hacer unas galletas así. He intentado otras de las que quedan crujientes y, no sé porque, me quedan duras. Y pasan a ser piedras incomibles.
De aspecto me recuerdan mucho a los Crinkles, por ese toque craquelado. Yo aun no los he preparado, pero Jose tiene una receta en su blog. Os dejo con la receta de estas galletas y os animo a prepararlas, resultan deliciosas con este toque a almendras (si os gustan las almendras amargas, le va genial un poco de esencia de almendra amarga o de licor de almendras amargas).
Ingredientes
- 200g de almendra molida
- 180g de azúcar
- 70g de harina
- 1,5 cucharaditas de levadura
- 2 huevos
- 2 cucharadas de zumo de limón
- Azúcar glass, glasé o extrafino
Elaboración
- Precalentamos el horno a 180ºC.
- En un bol, mezclamos los ingredientes sólidos
(menos el azúcar glass) y en otro, batimos los
líquidos. Incorporamos los líquidos a los sólidos
mezclando con una mano hasta obtener una masa
blanda y pegajosa.
- Nos limpiamos las manos, las secamos bien y vamos
sacando bolitas de masa del mismo tamaño,
redondeamos y rebozamos en azúcar glass.
Las apretamos un poco y las ponemos en la bandeja
del horno (crecen en el horno, por lo que no hay
que ponerlas muy juntas ni hacerlas muy grande).
- Horneamos durante 20 minutos. De esta forma
quedarán totalmente blanditas. Si preferimos que
queden crujientes por fuera, horneamos hasta que
se doren a nuestro gusto.
- Sacamos y no manipulamos: en caliente son muy
frágiles. Una vez enfriadas las guardamos en un
tarro hermético para que se conserven mejor.
Espero que os haya gustado y os animéis a prepararlas
Por cierto, a vosotros, ¿qué tipo de galletas os gustan más? crujientes, blanditas, una mezcla de las dos…