Tras hacer mantequilla casera, me pregunté si habían más cosas “básicas” que se pudieran preparar en casa y darles un toque personal. Sabía que hacer queso era complicado y ya iba a desistir cuando encontré esta receta.
Se trata de una receta que se elabora en las cocinas de Oriente Medio y Oriente Próximo. Es una especie de queso-yogur de color blanco que se elabore con leche de oveja, vaca y ocasionalmente cabra.
Es un queso delicioso, sencilla y muy versátil. Se suele tomar en el desayuno, por ejemplo, acompañado de miel y frutos secos. O se puede marinar en aceite acompañado de especias o hierbas frescas.
Además, según el tiempo que lo dejemos escurrir, de 16 horas hasta 3 días, conseguiremos un queso más o menos compacto. Con el más sólido, podemos hacer bolitas y conservarlas en aceite, como he hecho yo.
Dificultad: Muy fácil
Tiempo: depende de la textura que queramos
Ingredientes
Yogurt natural: podemos usar el que queramos, cuanto mejor calidad, mejor resultado. Yo he usado yogur griego ya que es más denso. Para la cantidad de queso que he hecho he usado tres yogures.
1/2 cucharadita de sal
Aceite de oliva
3 Guindillas (se puede cambiar por romero, tomillo, perejil, menta, cilantro, tomillo… la elección va al gusto personal, según con que queramos aromatizar)
Preparación
En un bol mezclamos el yogurt natural con la sal. Cubrimos otro con un servilleta de tela limpia y ponemos el yogurt en ella.
Atamos la tela de forma que hagamos un saquito y lo colgamos. Salvo que lo colguemos en el fregadero, aconsejo poner un bol debajo porque goteará suero (lo podéis guardar, tiene muchas propiedades y sirve para hacer batidos entre otras cosas).
El tiempo que esté escurriendo dependerá de la consistencia que queramos. Con 12-16 horas y un yogurt normal, conseguiréis un queso suave. A las 24 horas, habrá escurrido la mayor parte del suero (en este caso dejamos escurrir dentro de la nevera, hasta tres días para formar las bolitas más fácilmente). Al usar yogurt griego, en poco más de 15 horas ya no soltaba suero y tenía una consistencia muy sólida. He podido hacer fácilmente bolas con las manos mojadas en un poquito de aceite.
Dejamos las bolas un rato en la nevera. En un recipiente, podemos aceite con las guindillas. He puesto dos enteras y una troceada. Después, me metido las bolas y he agitado bien el tarro para que se mezclasen bien.
A la hora de servirlo podemos servirlas sobre pan de pita y acompañarlas de unas nueces picadas, un poco del propio aceite y unas olivas. Si es para desayunar, podemos poner almendras caramelizadas y un chorrito de miel. El límite es vuestra imaginación.
me encanta esta receta.