No sé como empezar… llevo un rato en blanco buscando la fórmula. Quizá el problema es que no debería estar aquí, delante del ordenador, sino en el hospital. Una de las personas más importantes de mi vida, mi hermano, se va. Para siempre. Ha luchado 18 años contra su cardiopatía de forma estoica pero ya no puede más. Y yo no puedo estar allí viendo como se va poco a poco. Necesito estar sola, en casa, y evadirme. Teníamos tantas esperanzas pero todas se esfumaron el jueves… y cuesta aceptar la realidad.
Siento esto. Quizá este no es el lugar donde contarlo e igual con el tiempo lo borro. Pero necesito gritarlo. Desahogarme.
Esta no es la mejor receta que he hecho. Ni las mejores fotos. Pero es una receta que él nos pidió que le preparásemos hace un par de semanas para cenar, cuando nada de esto se preveía.
Ingredientes
♡ Un huevo por persona
♡ Media patata o una (según las ganas) por persona
♡ Pimientos de piquillo
♡ Pan de molde
Elaboración
- Precalentamos el horno, preferiblemente solo
arriba y fuerte. Pelamos las patatas según los
comensales. Las cortamos en tiritas finas y las
freímos al gusto. Reservamos.
- Separamos las claras de las yemas. Montamos las
claras hasta quedar en punto de nieve. En un
recipiente apto para el horno ponemos una cuna de
patatas, clara montada y la yema. Lo metemos al
horno. Si nos gusta la yema poco cuajada, la
ponemos cuando esté casi hecha la clara.
- Ya está, así de sencillo. Servimos junto a
pimientos de piquillo calentados en una sartén con
muy poco aceite. Podemos ponerlo también encima de
una tosta de pan, como en mi caso, de chistorras.
- No sé estos días que será del blog. Lo abrí para
ayudarme y encontrar una distracción en los
momentos difíciles que he vivido estos últimos
meses. No voy a cerrarlo porque me ayuda de
verdad. Igual mañana mismo vuelvo a publicar como
paso un mes sin poner nada. No lo sé.