No tenía internet… ni un libro donde ver la receta del pan y tenía que gastar sí o sí la levadura fresca porque no me la podía llevar a casa y si la dejaba se pondría mala. Así que me puse a experimentar y salió esto. Además, lo hice en un momento, sin apenas fermentar porque era la hora de comer. En fin, que ahora me pongo a pensar y no sé como salió algo tan rico jajaja
Ingredientes:
☆ Medio kilo de harina de fuerza del Mercadona
☆ Medio vaso de leche
☆ Agua
☆ Un cubito de levadura fresa (puede parecer mucho
en relación a otras recetas, pero como la
fermentación era corta, la proporción le ha
ayudado a subir más en el horno)
☆ Aceite
☆ 2 cucharadas de ají en polvo
☆ 2 cucharadas de tomate frito
☆ media cucharadita de pimentón dulce
☆ media cucharadita de comino
☆ una cucharadita de orégano
☆ Pipas de calabaza al gusto
☆ sal
Preparación
- La receta la hice muy sencilla y rápidamente.
Quizá los puritanos del pan se echen las manos a
la cabeza con mi experimento, pero lo volvería a
repetir de lo bueno que estaba.
- Puse en la amasadora la harina y los ingredientes
sólidos. En un vaso, puse la leche y disolví la
levadura fresca. Lo agregué a la masa junto al
aceite. Mientras se amasaba, iba agregando agua
poquito a poco hasta obtener una masa uniforme,
elástica y ligeramente pegajosa al tacto (pero que
en ningún caso la masa se quedaba pegada a los
dedos). Dejamos reposar una media hora.
- A continuación, hacemos bolas con la masa para
adaptarla al molde que queramos usar. Yo usé uno
de vidrio porque era el único que tenía allí que
aguantase el horno. Dejamos reposar un rato más,
mientras se precalienta el horno (180ºC con
ventilador, 200ºC sin él). Lo introducimos y
esperamos hasta que se haga. El pan queda
tostadito, con la corteza crujiente y el interior
esponjoso.